1. Combinar alimentos de los distintos grupos básicos: cereales y legumbres, frutas y verduras, lácteos, carnes, aceites y azúcares, en su justa proporción.
Es importante seguir las recomendaciones alimentarias que el médico realice durante los controles de acuerdo a cada caso particular. Los planes de alimentación específicos deben ser siempre individuales.
2. Consumir frutas y verduras de todo tipo y color, todos los días. Al mismo tiempo es importante evitar tomar té, mate cocido, café y gaseosas durante o inmediatamente después de las comidas, porque dificultan la absorción del hierro presente en los alimentos de origen vegetal.
3. Consumir lácteos (quesos, yogures, leche) todos los días. Son la fuente principal de calcio. El calcio es un nutriente muy importante durante el embarazo. El bebé lo necesita para formar sus dientes y sus huesos.
4. Consumir una porción de carnes rojas o blancas una vez al día. En caso de no consumir carnes se las puede reemplazar por legumbres y cereales acompañadas por una fruta cítrica como postre, para mejorar el aprovechamiento del hierro.
5. Consumir abundante agua a lo largo de todo el día.
¿Qué es una alimentación correcta?
Es aquella dieta que cumple con las necesidades específicas de las diferentes etapas de la vida, promueve en los niños y las niñas el crecimiento y el desarrollo adecuados y en los adultos permite conservar y alcanzar el peso esperado para la talla y previene el desarrollo de enfermedades. Esto es, consiste en comer de todo en las proporciones adecuadas cumpliendo con las necesidades específicas de las diferentes etapas de la vida.
La alimentación correcta está relacionada con las necesidades específicas de un individuo; la dieta correcta comprende una serie de características que debemos considerar al seleccionar, preparar y consumir nuestros alimentos.
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